sábado, 30 de marzo de 2013

No al aborto.

El doctor Gerome Lejeune ha sido un extraordinario médico francés, considerado mundialmente como uno de los mayores genetistas de toda la historia. Hace unos veinte años el senado de Francia dsicutia el tema del aborto y él fue invitado especialmente.Una de las opiniones en el recinto -fuertemente arraigada- era la que sostenia que hay embarazos que deben ser interrumpidos cuando los antecedentes o el pronóstico parecen ser irreversiblemente malos. Cuando se le otoró la palabra al doctor Lejeune, dijo que les plantearía un caso. Este fue:
''Tenemos a un matrimonio en el cual el marido es sifilítico terciario, incurable y, además, decididamente alcohólico. La mujer es desnutrida y sufre de tuberculosis avanzada. El primer hijo de esa pareja muere al nacer. El segundo sobrevive, pero con serios defectos congénitos. Al tercer hijo le ocurre lo mismo y se le suma el hecho de ser infradotado mentalmente. La mujer queda embarazada por cuarta vez. ¿Qué aconsejan ustedes hacer en un caso así?''. Un senador del bloque socialista dice, sin dudarlo, que la única solución para evitar males mayores es un aborto terapéutico inmediato. Lejeune deja fluir una pausa, baja la cabeza por un segundo en medio del silencio, vuelve a alzarla y les habla a todos :''Señores senadores de la Francia: pónganse de pie porque este caballero acaba de matar a Laudwig van Bethoven''

Aún cuando esa vida que existe desde la concepción no sea luego la de un Bethoven, es valiosisima. Sin que importe el cuerpo que la sostiene sino el alma que la mantiene hasta la eternidad.

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